La menopausia no es para sufrirla.
Cómo navegar estos cambios en el mejor estado posible y prepararnos para una nueva versión de nosotras mismas.
Hace dos años comencé a sufrir algunos cambios físicos que no lograba explicar.
Aumenté varias libras de peso a pesar de que seguía la misma dieta saludable de siempre (vegetariana con excepción del pescado), me sentía super agotada todo el tiempo a pesar de estar incluso más activa físicamente que antes, me costaba dormir por las noches, tenía cambios de ánimo inexplicables (a veces me levantaba de muy mal genio o super ansiosa y deprimida sin razón aparente) y sentía que mi cerebro estaba funcionando con el 10% de su capacidad normal. Yo no estaba pasando por ninguna crisis de salud, mental o emocional que explicara cambios tan radicales. Pero estaba claro una cosa: Mi vida no era la misma. Yo no era la misma. Y me asustaba la idea de que fuera a ser así para siempre.
Fui a ver a varios médicos (generalistas y ginecólogos) pero como seguía teniendo mi menstruación como lo he hecho desde que me comenzó a los 15 años (como reloj cucú: siempre a tiempo, siempre puntual), ellos descartaron rápidamente y sin mayor observación la posibilidad de que estos cambios estuvieran relacionados con el proceso de la menopausia (o mejor dicho, con la perimenopausia). Y me mandaban a la casa con sugerencias como ponerme a dieta, hacer más ejercicios, acostarme más temprano… en fin, recomendaciones aisladas y superficiales que no atacaban (ni de cerca) las verdaderas causas del problema.
Como decidí tomar las riendas del asunto y no dejar de consultar e investigar me di cuenta que lo que yo estaba experimentando si era el inicio de la perimenopausia y que eso si explicaba todos los síntomas que sentía y muchos otros que no había relacionado.
Pero en el proceso también aprendí un montón de cosas más que no nos dicen sobre la menopausia y cómo manejar esta etapa (que al final representa un 30% de nuestras vidas) de forma saludable y positiva. Desde ese momento se volvió casi que una misión compartir lo que he aprendido con tantas mujeres como pueda. Así que aquí te va lo más resumido posible:
La menopausia no es el fin de nuestra vida productiva y feliz:
La menopausia, como la adolescencia, es simplemente una etapa normal del desarrollo del cuerpo femenino (de aquellos cuerpos con aparatos reproductores femeninos). Desde que nacemos ya venimos con todos los óvulos que vamos a producir y esos óvulos con la edad se van usando cada mes (ya sea que quedemos embarazadas o no) o se envejecen y mueren. Cuando el cuerpo llega a una edad en que ya no tiene las condiciones optimas para salir embarazada, entonces deja de producir las hormonas que regulan esas funciones. Desafortunadamente, esas hormonas (estrógeno, progesterona y testosterona) también regulan muchas otras funciones del cuerpo que seguimos necesitando más allá de nuestras funciones reproductivas: corremos más riesgos cardíacos, aumentamos de peso (sobre todo al rededor del vientre), tenemos cambios emocionales muy fuertes (a veces hasta depresiones clínicas) e incontrolables, sufrimos de bochornos y sudoraciones nocturnas, perdemos masa muscular, se debilitan nuestros huesos, se reduce o aumenta la líbido sexual, se arralan y resecan las paredes vaginales, nos duelen las articulaciones, perdemos la memoria o capacidad de concentración y muchos otros más.
Quiero aclarar que no soy médico ni pretendo ser exhaustiva en este artículo. Nos todas sufrimos todos estos síntomas y cada cuerpo es único y diferente, pero esto nos da una idea -que nadie nos explica- que la menopausia afecta todo el cuerpo y todos los aspectos de la vida cotidiana y que por tanto es importante educarnos y tomar medidas.
Claro, como la menopausia es algo que afecta solamente a las personas con un aparato reproductor femenino, ha sido ninguneada, menospreciada, mal diagnosticada y sobre-medicada por la medicina -que es un campo dominantemente masculino- y en lugar de educarnos y buscar alternativas saludables y naturales para ayudarnos a llevar esta etapa con mayor bienestar, se nos juzga de histéricas, frívolas, descuidadas, viejas, exageradas, débiles, etc..
Así que lo primero es reconocer la menopausia como una etapa natural del cuerpo femenino y lo segundo es educarnos para construir una estrategia que nos ayude a vivir esta etapa, no sólo sin tanto sufrimiento innecesario, si no incluso como una etapa de re-nacimiento o florecimiento a una nueva versión de nosotras mismas.
Casi dos años consultando con ginecólogas feministas y especialistas en menopausia y leyendo todo lo que caía en mis manos sobre el tema, estas son algunas estrategias que parecen funcionarle a la mayoría de mujeres para poder contrarrestar los efectos de más sentidos durante este proceso:
Educate y toma decisiones informadas:
Investiga sobre la menopausia y comprende lo que está sucediendo en tu cuerpo. Toma decisiones informadas sobre tu salud y bienestar. Por ejemplo, antes de decidir utilizar terapia de reemplazo hormonal (TRH), hazlo basándote en información actualizada, en el conocimiento de tu cuerpo 9que es único), en tus antecedentes de riesgo y conversaciones con una medica feminista que se especialice en menopausia y sea una verdadera aliada para ti.
Crea una red de apoyo sólida:
Busca grupos de apoyo de mujeres que estén pasando por la menopausia, pueden ser entre tus amigas y familiares. Participa en grupos de redes sociales donde puedas compartir tus experiencias y recibir consejos y apoyo de mujeres que entienden lo que estás viviendo. Ellas pueden compartirte su experiencia para normalizar lo que estas viviendo y también compartirte sugerencias de cosas que les funcionaron a ellas y que podrías probar.
Garantiza tu autonomía física, psicológica, material y financiera:
La autonomía personal es absolutamente esencial para llevar esta etapa lo mejor posible. Es importante que te sintás empoderada de tomar tu misma las decisiones que puedan afectar tu cuerpo y tu vida, tener tus propios criterios y no dejarte manipular por lo que otras personas te puedan decir, ya sea como critica o como consejo, y sentirte en capacidad de poner límites y decir que no cuando sea lo mejor para ti.
Si es posible, tarta de apartar dinero suficiente para esta etapa. Este es un proceso de re-conocimiento y cuido de tu cuerpo y vas a querer tener la libertad de poder costearte tu misma los tratamientos, suplementos, materiales de estudio, consultas, terapias o cualquier otro acompañamiento profesional, alimentos, y cualquier otra cosa que tu cuerpo y tu mente necesiten. Y si te es posible, tener un dinero ahorrado para este fin, te permitirá también darte algunos gustos, tomarte unos días de descanso o ajustar tu estilo de vida a esta nueva etapa, sin culpas y sin pedir permiso. Te lo mereces y lo vas a necesitar.
Reducí los niveles de estrés:
El cortisol es una de las hormonas más dañinas en esta etapa. El cortisol interfiere con el funcionamiento de todas las demás hormonas y hace que los síntomas se sientan mucho más fuertes. Además, aumenta la acumulación de grasa (sobre todo en el vientre) y los riesgos cardíacos.
Practica el autocuidado y establece límites en tu vida para reducir el estrés. Dedica tiempo a actividades que te relajen, como la meditación, el yoga o el ejercicio, y aprende a decir no cuando sea necesario. Juntate con gente linda que te apoye, date gustos, mimate, reí lo más que podás. Todo suma.
Hablá abiertamente del tema:
Habla con tu pareja, amigos y familiares sobre la menopausia. La comunicación abierta es fundamental para derribar estigmas y construir redes de apoyo. Si sientes que tu pareja no comprende lo que estás pasando, anímalo a investigar y aprender más sobre la menopausia contigo.
Hace algunos ajustes en tu estilo de vida:
Estas son algunas de las recomendaciones que a mi me funcionaron y le dieron un giro de 180 grados a mis malestares (no exagero, mis síntomas desaparecieron casi totalmente!):
Ayuno intermitente: Ayunar le da al cuerpo el tiempo y la energía que necesita para procesar los alimentos, sanarse, regenerar los tejidos, regular el azúcar, eliminar toxinas y buscar la energía que necesita de los depósitos de grasa acumulados (sobre todo en la zona del vientre). Así sea que sólo hagas este cambio, vas a ver diferencias notables en tu cuerpo y tu bienestar. Yo trato de ayunar 14-16 horas al día, es decir, mi última comida es a las 8AM y después de eso no tomo nada más que café negro o té y agua hasta el almuerzo entre las 12PM y las 2PM.
Tomar mucha agua: Tu cuerpo necesita mucha agua para quemar la grasa acumulada y expulsarla. Además, estar bien hidratada ayudará a reducir dolores de cabeza, musculares y se va a notar en tu piel y tu cabello. Yo cargo siempre una botella de litro y me aseguro de rellenarla por lo menos 2 veces al día.
Aumentar considerablemente las grasas saludables: Esto suena contraintuitivo pero esta cientificamente demostrado. Tu cuerpo necesita disminuir a toda costa la inflación producida por las cosas que consumimos (alimentos, bebidas, cigarros, alcohol, aditivos, preservantes, azucares, etc. pero tambien malas noticias, pensamientos negativos, etc.) por cosas que nos ayuden a desinflamar el cuerpo y hacerlo funcionar de manera optima. Crecimos en una cultura que diaboliza las grasas y dice que la grasa engorda. Esto es verdad cuando hablamos de grasas saturadas (las fritangas, las carnes procesadas, etc.), pero en esta etapa lo que nuestro cuerpo más necesita (y es clave para perder la grasa abdominal que es tan terca) es aumentar el consumo de grasas saludables (aceite de oliva, coco, aceitunas, nueces, quesos, yogurt, aguacate, huevos, etc.) y bajar o eliminar todas las azucares y harinas de todo tipo para que el cuerpo se entrene a usar las grasas que consume (y las que ya tenia acumuladas) como fuente de energía en lugar de las calorías que provienen de los carbohidratos procesados. Esto junto con el ayuno intermitente y el aumento de la masa muscular funciona como magia para perder ese peso extra y sentirnos super energizadas todo el día. Yo no he podido eliminar todas las harinas aun, pero trato de que mis 2 tiempos de comida (almuerzo y cena) sean 70% de grasas saludables (1 aguacate y 2 huevos diario por ejemplo), 10% proteína y 20% verduras.
Tomar suplementos: Absolutamente necesarios en esta etapa: Calcio, vitamina D, Magnesio, vitamina C, y Omega 3 (aceite de pescado en capsulas o linaza funciona) y fibra.
Hacer ejercicios, pero sobre todo pesas: Esta es otra recomendación que contradice lo que nos han enseñado sobre el entrenamiento físico, y que para mi, honestamente, fue una buena noticia: En esta etapa es importante mover el cuerpo pero no hacer cardio pesado, es decir, podemos caminar, nadar, bailar, hacer yoga, etc. pero al suave, el punto es movernos para ayudar a nuestro sistema cardio vascular y mantener la flexibilidad, pero no cansarnos al punto de jadear. El cardio aumenta los niveles de cortisol (hormona del estrés) y el cortisol interfiere con todo lo que estamos tratando de hacer para ayudarnos. Además, el cardio quema calorías, cierto, pero no quema grasa, lo que quema la grasa son los músculos, asi que en lo que mas me enfoco ahorita es en levantar pesas (pueden ser objetos caseros y hacerlo en casa, no necesitas un gimnasio). Levantar pesas ademas fortalece los huesos y en esta etapa eso también es muy importante. Así que si sólo podes hacer algo, 15 minutos de caminata y 15 minutos al día levantando pesas puede hacer una gran diferencia.
Dormir suficiente y hacer descansos regulares durante el día: No hay límite para el descanso. Sobre todo en la noche. Una noche de sueño profundo y reparador ayuda al cuerpo a sanar, mantienen la mente sana y baja los niveles de estrés radicalmente.
Cuidar mi salud mental, emocional y sexual: Planifica intencionalmente momentos de placer a lo largo del día. Ponelo en tu calendario: un ratito para leer un buen libro, para ver videos chistosos en youtube, para platicar con amigas, para tomarte un cafe, para meditar o escribir en tu diario, para hacer algun hobby, para romancear con tu pareja. Y hablando de pareja, la vida sexual no termina con la menopausia, muchas de nosotras incluso nos pusimos más cachondas con los cambios hormonales. Es cierto que las paredes de la vagina de hacen mas delgadas y lubricamos un poco menos, pero para eso podemos usar mucho lubricante (yo recomiendo el aceite de coco: huele rico, sabe rico y es natural y tiene muchas otros beneficios). Si tenes ganas, no te prives, un poquito de aceite y a disfrutar (sola o acompañada).
7. Consultá con tu médica sobre terapias de reemplazo hormonal:
Esta terapia no es para todas. Algunas tenemos antecedentes médicos que implican mucho riesgo tomarlas. Si no podemos tomarlas hay muchas alternativas naturales (además de las recomendaciones que te dejo aquí), pero si tus síntomas son muy dolorosos o difíciles de manejar, nada vale que aguantés en silencio y sufras por gusto, la terapia hormonal puede hacer una enorme diferencia en tu calidad de vida. Sólamente asegurate de tomar decisiones informadas y que realmente te vayan a beneficiar.
8. Conoce a la nueva y bella versión de ti misma y aprende a amarla incondicionalmente:
Por último, y lo meas importante, esta etapa no es el fin de la vida, es la metamorfosis de la mariposa. Estas convirtiéndote en una nueva versión de vos misma. Observate con curiosidad, compasión y ternura como lo harías con una mariposa. Muchas de nosotras a esta edad ya tenemos hijxs grandes que son independientes y no hemos sabido aprovechar esa nueva libertad recuperada. Aprovechala para vos, para conocerte, mimarte, celebrate, aprenderte conocerte de nuevo como a una nueva mejor amiga y a amarte como tal. Este puede ser el inicio de una etapa muy bella. No digo que no sea incomoda. no digo que todo este perfecto. Pero si digo que no hay absolutamente nada malo con vos y mereces y podés ser feliz en estas nuevas circunstancias.
Tu aliada siempre,
Virginia